“Cada día tengo más claro que los mejores regalos no se envuelven; que un paseo por la playa que acaba en una charla en la toalla es un regalo increíble. Sentarse con una copa de vino y hablar de la vida, reír sabiendo que hay un hombro donde también poder llorar y visualizar el atardecer queriendo que nunca amanezca. Los mejores regalos no valen dinero, porque los mejores regalos contienen personas increíbles, con muchas ganas de sonreír, de sentir y de vivir. Y esas sorpresas no tienen precio”.
“Relatos en números romanos” SERGIO RUBIO